¿Queríamos separarnos? ¿Lo creíamos prudente y justo? Ya está hecho Pero ¿por qué nos horroriza el acto como un crimen? Ah, nos conocíamos poco, y ya que es Dios quien nos gobierna ¿Traicionaría a él?, ¿a él quien nos dio el alma y la vida?, ¿a él quien nos anima dios protector de nuestro amor? Eso, eso jamás podría hacerlo Pero el mundo inventó otra privación, otra ley de acero, otro derecho Y el hábito día tras día consume nuestra alma Pero yo ya lo sabía Si el miedo sin forma arraigado a nosotros, es capaz de separar a los dioses de los hombres, también entonces, debe también morir en el corazón de los amantes con sangrienta expiación Déjame callar U hoy no permitas que vea nunca más aquello que me mata Así podré volver en paz a la soledad, y nuestra despedida continuará siendo nuestra Tiéndeme tú misma la copa y bebamos lo bastante del veneno saludable y sagrado, lo bastante de este trago de Leteo Para que todo amor y odio sea olvidado Quiero irme Quizás un día y a demasiado tarde te volveré a ver te odiando Pero entonces el deseo se habrá desangrado completamente Y en paz como los felices andaríamos juntos Tanto como dura una hablanda conversación Pensativos fascinantes Hasta que de pronto este lugar donde nos dijimos adiós despertarán nuestras almas olvidadizas Y nuestro corazón se reanimará Te miraré sorprendido Voces y un lucfisico canto rotarán del pasado mezclándose con el sonido de un laúd Y allá en la otra rivera del arroyo un lirio dorado exhalará para nosotros su perfume Y pedía, y pedía, y pedía...