作词 : Piazzolla El duende: Goteaban un absorto prestigio de glicinas Las llagas de tu fuelle Y el eco de un rosario tangueado eran tus pliegues Cinchando en la barcina ternura de un milagro... ¡Qué estafa esas espinas Que un día nos vendiste gimiendo en el calvario! Yo sé que, entre tus voces, secreto y arbitrario Te chaira las lengüetas el Diablo Y que tus sones son gritos afanados del óleo perdulario Que un Goya miserable pintó contra un sudario Con lágrimas de judas, de horteras y cabrones Yo he visto a tu patota de sardos bandoneones Batir las negras alas y arder las botoneras a punto de macumba Y, allá, en los trascartones del Mal Sangrar del turbio marfil de los botones La voz de la María ¡Con todo el beso afuera! ¿A dónde la enterraste? Me cache! Si ella era el poco misterio que un Dios atribulado Un pobre Dios porteño que amaba a su manera Nos dió, para que siempre -por dentro- nos siguiera golpeando una pregunta ¡Que vos nos has matado! Ahora y en la hora, de atrape y profecía Te harán los sordos dedos de un ángel retobado Un solo a dos puñales, por cada fechoría Un solo de iscariote, con swing de antifonía Canera, hasta que escupas, de a dos ¡los dos teclados! Entonces con un verso de dientes apretados Un verso en punta de hacha, con sed, total, prohibido Te voy a hacer un tajo triunfal, de lado a lado Para que mueras triste, gritando de parado En una como náusea de tangos, lo perdido