Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar, nadie le ha puesto remedio pudiéndolo remediar. Levántate, Huenchullán. Un día llega de lejos huescufe conquistador, buscando montañas de oro, que el indio nunca busca, al indio le basta el oro que le relumbra del sol. Levántate, Curimán. A dónde se fue Lautaro perdido en el cielo azul, y el alma de Galvarino se la lleva el viento Sur, por eso pasan llorando los cueros de su kultrún. Levántate, pues, Callfull. Del año mil cuatrocientos que el indio afligido está, a la sombra de su ruca lo pueden ver lloriquear, totora de cinco siglos nunca se habrá de secar. Levántate, Callupán. Arauco tiene una pena más negra que su chamal, ya no son los españoles los que les hacen llorar, hoy son los propios chilenos los que les quitan su pan. Levántate, Pailahuán. Ya rugen las votaciones, se escuchan por no dejar, pero el quejido del indio por que no se escuchará Aunque resuene en la tumba la voz de Caupolicán, levántate, Huenchullán.