Los años que pasan me pesan me pisan el alma y la ponen a tus pies. Si al besarme me diste la vida al marchar te llevaste mi ser. Yo pasé tanto tiempo intentando fingir ser más tonta olvidando el ayer, que el amor de mi vida es un pacto: él me quiere y yo le trato bien. Pero a veces me descubre ordenando veinte veces los libros, las copas, las cartas, la alcoba y sospecha con miedo que está en esta estrofa... y Dios sabe cuántos cuentos cuento por disimular. Y es que si yo te recuerdo me paso las horas cantando. Mi vida sucede y los días le ceden el paso a la voz castigada sin voto desde hace ya años de mi corazón cansado de gritar. Si bendije el día en que tú llegaste hoy me gasto la boca en pedirme perdón por las veces que intento besarte mientras beso a quien es hoy mi amor. Y es que malditos seáis los fantasmas, juguéis con ventaja, doléis de verdad. Aunque luego os vistáis de mentira y por eso no os pueda atrapar. Pero a veces si no mira nadie cerrando los ojos lanzo un beso al aire y luego suspiro y despacio imagino que allí donde quiera que estas amor mío atteriza en tus labios y piensas un poco en mí. Y es que si yo te recuerdo me paso las horas cantando. Mi vida sucede y los días le ceden el paso a la voz castigada sin voto desde hace ya años de mi corazón cansado de gritar. Y es que a veces no puedo evitar que se escapen volando mis mil mariposas que sueñan contigo a diario. Mi indulgencia les abre la celda y te besan llorando si prometen que en segundos volverán a la realidad.